Gigi Mizrahi crea joyas y accesorios de moda. Los signos que utiliza provienen de la historia y de la naturaleza, de los cuales recupera elementos que adquieren nuevo significados al cambiarlos de contexto.Es con la misma curiosidad antropológica y con la misma creatividad que su mirada enfrenta la fotografía.

 

¿De que materia está hecha la imaginación? Gigi responde utilizando la cámara como medio para registrar lo que mira. En sus paseos por Roma es llamada por objetos insignificantes, a menudo basura, signos dejados por el hombre y por la casualidad que ella transmuta con su sensibilidad. La suya es una fotografía de “coincidencias”. La coincidencia no está en el sujeto de la foto (el cartero de papel, el corazón de hoja…) sino en el hecho de que la fotógrafa se encuentre exactamente ahí, en ese momento, sólo ella es capaz de penetrar en ese acomodo particular que las cosas deciden tener.

 

Con la misma maravilla con que junta piedras de diversos colores formas y estructuras, Gigi individua y agrupa en collares significativos las memorias recogidas, logrando revelar los nexos que hacen hablar a la realidad. En las fotografías de Gigi los muros, los pavimentos de las calles, el cielo, ofrecen un espacio uniforme y vibrante que la máquina reduce al rectángulo. Dentro de este espacio encuentran su sitio gráfico escrito, objetos, hombres para crear equilibrios inestables, huellas de pasajes veloces. La suya es una fotografía de “recuperación”.

 

¿Qué es lo que le interesa a un viajero? No las casas, no el tráfico, no hacer la fila en los supermercados, ni siquiera los “monumentos” están considerados en las fotos de Gigi. Su tema es el punto de vista. El mensaje es directo a nosotros, los ciudadanos de Roma, que en la costumbre de lo cotidiano, no nos fijamos en lo que pensamos que conocemos.

 

Gigi tiene el espíritu del caminante: entusiasta de los lugares que atraviesa y abierta a descubrir la novedad. La suya es una fotografía de la "Revelación" y "Auto revelación". Los viajes son los viajeros (Pessoa). El suyo es un ojo especial, frontal y lejano (¡no les he dicho que Gigi mide 15 metros de altura!), el único que puede hacer objetivo y comparable aquellas pequeñas cosas, esos pequeños hombres, esos detalles de luz roja… que solamente existen bajo el cielo de Roma.

 

 

Riccardo Pieroni